Los problemas relacionados con la alimentación, bien por exceso como por defecto, no son ni mucho menos un problema aislado de la persona que los sufre, sino que son un problema social con factores asociados de aprendizaje de hábitos, estilo de vida relacionado con el ejercicio físico y factores psicológicos y cognitivos.
La sociedad actual es incoherente y promueve esa incoherencia en las personas. Sobretodo con respecto a lo que concierne al peso ideal. Por un lado el sistema promueve, el aumento de peso: favorece el sedentarismo, las cenas y almuerzos copiosos sociales-laborales en los que se abusa de las comidas y bebidas, el “picoteo” entre comidas con los amigos, el consumo de productos ricos en grasas y azúcares, promocionados a través de las máquinas expendedoras de las mismas y restaurantes de comida rápida que ha desbancado a la rica y sana dieta mediterránea.
No obstante, por otro lado, dentro de la hipocresía social, se insta a las personas a adquirir desde jóvenes el valor supremo por la delgadez y esbeltez corporal. Tener un cuerpo esquelético está de moda. La tendencia del ideal tísico está plasmada en el sector textil afectado por las medidas corporales por debajo de la media poblacional que marcan las modelos a las que escogen por lucir altas y antinaturalmente delgadas. A partir de una talla 42 muchas mujeres tienen dificultades para encontrar su talla.
Toda esta incoherencia ha afectado a la percepción de la imagen corporal que las personas tienen de sí mismas. En concreto el sector más vulnerable ha sido la mujer adolescente a la que se la ha bombardeado para luchar por un ideal de “mujer” a merced del deseo distorsionado y manipulado del “hombre”. Volvemos a la incoherencia cuando las investigaciones revelan que los hombres no desean mujeres tan delgadas como estas presuponen, sin embargo muchas de estas adolescentes y mujeres quedan eternamente atrapadas en esa lucha etérea por ser lo que no son.
Esta presión también ha aumentado en varones y cada vez es más temprana la edad a la que se comienza a desarrollar patologías como anorexia y bulimia.
En Psinergia entendemos que desde las familias, e instituciones escolares se debe hacer un gran trabajo de prevención con educación basada en valores no superficiales:
-Instalar hábitos saludables de vida, tanto a lo concerniente en alimentación como en actividad física.
-No reforzar constantemente cualidades físicas ya que interiorizan que su valor está en el exterior y en lo delgados y guapos, o no, que lucen.
No obstante si observáis indicios en vuestros hijos o conocidos, o incluso sentís en vuestras carnes la presión y la lucha por ese ideal y/o tienes problemas para luchar contra la incoherencia social de la que hablo. Entonces, no dudes en pedir ayuda a un profesional.
Un psicólogo es quien ayuda a resolver la incoherencia social que el ser humano instala en su mundo interior, es quien guía, para restablecer el equilibrio homeostático con el que nos encontramos en paz.
Gema Cortés Almansa.