La receta de la felicidad, como podéis imaginar, no existe. El objetivo general de este texto es ofrecer una serie de pautas, y proponer ideas concretas sobre cómo mejorar el bienestar personal.
No existe una fórmula única de la felicidad, pero sí podemos añadir ingredientes a nuestra receta para mejorar día a día nuestro bienestar.
Las recomendaciones para alcanzar una vida feliz y saludable se acumulan llegando a resultar abrumadoras.
Por ello, el Gobierno del Reino Unido en el marco del Programa Foresight ha realizado una revisión de la literatura científica en busca de las claves para fomentar el bienestar.
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Estar conectado:
Conecta con las personas a tu alrededor, con familiares, amigos, colegas y vecinos. En el hogar, el trabajo, la escuela o en tu comunidad.
Las relaciones sociales son fundamentales para promover el bienestar y actúan como un amortiguador contra el estrés. Además, una red social escasa , aumenta la probabilidad de padecer trastornos mentales en el futuro.
Piensa que las personas son como los pilares de tu vida y que invertir tiempo en desarrollarlos respaldará y enriquecerá tu bienestar.
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Permanecer activo:
Date un paseo, nada, coge en bici, baila, juega o practica algún deporte. No importa la actividad que practiques, tan sólo encuentra aquella que disfrutes y que se adapte a tu condición física.
La actividad física cotidiana está relacionada con una mayor sensación de bienestar y tasas más bajas de depresión y ansiedad. En otras palabras, moverte te sienta bien.
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Prestar atención:
Fíjate en los detalles, sé curioso, busca la belleza a tu alrededor, observa lo inusual, la naturaleza.
Se ha demostrado que estar atento y consciente de lo que está sucediendo en el momento presente predice estados mentales positivos.
Una conciencia abierta es particularmente valiosa para elegir conductas que sean consistentes con las necesidades, valores e intereses de uno.
Así que saborea el momento. En un tren, almorzando o hablando con amigos. Sé consciente del mundo que te rodea y de lo que sientes. Reflexionar sobre tus experiencias te ayudará a apreciar lo que realmente importa.
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Continuar aprendiendo:
Intenta algo nuevo. Redescubre un viejo interés. Asume una responsabilidad diferente en el trabajo: arreglar una bicicleta, aprender a tocar un instrumento o cómo cocinar tu comida favorita.
Continuar aprendiendo a lo largo de toda la vida tiene los beneficios sobre la autoestima. Esto mejorará los sentimientos hacia ti mismo, alentando la interacción social y una vida más activa.
Por lo tanto, márcate un desafío y aprende cosas nuevas, te hará más seguro y además te resultará divertido.
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Dar:
Haz algo agradable por un amigo, o por un extraño, da las gracias, sonríe, haz un voluntariado en tu tiempo libre o haz una labor comunitaria.
La neurociencia ha demostrado que la cooperación con el prójimo es intrínsecamente gratificante. Ayudar a los demás contribuye a un mejor funcionamiento cognitivo y social.
Hay que tener en cuenta que el bienestar consiste en: sentirse bien y funcionar bien.
Esto se traduce en sentimientos de felicidad, satisfacción, disfrute, curiosidad y compromiso, que son característicos de alguien que aprecia la vida como una experiencia positiva.
A través de estas 5 acciones cada uno debe encontrar la proporción clave para sentirse bien consigo mismo, con los demás y tener sentimientos positivos de forma frecuente.