¿Cuántas veces has arruinado un día, una semana, e incluso hay personas que una vida entera, poniéndote una y otra vez en lo peor?
Cuando anticipamos las consecuencias futuras solemos ser catastrofistas. Y si hacemos esto es porque hemos aprendido que pensar en negativo tiene alguna función para nosotros.
Lo principal es darnos cuenta de que no somos adivinos, por lo que ante una situación ambigua no nos queda otra que esperar o poner en marcha estrategias efectivas, pues pensar que algo malo ocurrirá no hará otra cosa que disminuir tus expectativas de éxito.
Tus pensamientos distorsionados influirán en tus emociones, y éstas en las conductas encaminadas a lograr aquello que te propones.
Por ejemplo:
Una persona que va a una entrevista de trabajo, anticipa que no le cogerán (la peor consecuencia) y aparece el pensamiento “eres un mal profesional, que no está tan preparado como sus compañeros”.
Comienza a sentirse ansioso y triste por lo que no tiene fuerzas para prepararse la entrevista. ”qué más da, no me van a coger”.
Cuando llega el día de la prueba, la persona en cuestión está desanimada y poco preparada, por lo que no logra exponer de forma eficaz sus virtudes para el puesto.
Al final, no le cogen, por lo que esta persona comprueba, que tenía razón, que no estaba preparado y que no es un buen profesional. Creando una imagen distorsionado de si mismo.
Esto mismo nos ocurre constantemente en nuestras vidas, no solo en las entrevistas. Nos ocurre con nuestros amigos, parejas, y familiares, en nuestros estudios y trabajos, cuando esperamos en el médico o cuando la vida nos pone delante un reto.
¿Entonces, si ponernos en lo peor aumenta las probabilidades de que aquello que tememos suceda porque seguimos empecinados en ser negativos?
¿Qué beneficio CREO obtener cuando me pongo en lo peor?
Gracias a este port, te darás cuenta de que hay varios que están manteniendo esta dinámica.
Entre los beneficios, que nuestro cerebro mantiene para ser catastrófico están:
-
EL BENEFICIO ERRÓNEO DEL ACOLCHAMIENTO DEL DAÑO: Muchos de nosotros alguna vez hemos pensado que poniéndonos en lo peor, el golpe emocional será previsible, por lo tanto el dolor del resultado aversivo será más fácil de llevar. Esto nos lo ha enseñado la sabiduría popular que en muchas ocasiones es más popular que sabia. En este caso, esto es totalmente falso, Lo que garantiza un golpe emocional menor es atisbar de manera racional el conjunto de posibilidades que hay en una situación ambigua, sin llegar a identificarte y escoger alguna como favorita de resolución. En el ejemplo anterior sería tener en cuenta: “Me pueden contratar, o no, o incluso puede que no me contraten pero me tengan en cuenta para futuras candidaturas” (podría haber muchas más, tantas cómo se te ocurran, incluso podría darse alguna con la que a pesar de la reflexión no hubiese llegado a contar, por eso la vida siempre nos sorprende). La clave aquí es ser más estadístico que adivino, y hacernos conscientes de las opciones sin posicionarnos en actitudes que pueden condicionar negativamente nuestras acciones
-
BENEFICIO FALAZ DE LA PREOCUPACIÓN RESOLUTIVA. Este error consiste en pensar que ser catastrófico nos ayuda a preocuparnos y a buscar una solución adecuada para resolver los avatares de la vida. De nuevo esto es erróneo, ya que si rutinariamente estamos ocupando nuestra mente con ¿y si sucede lo peor? Imaginar consecuencias catastróficas (“no me van a coger”) te provocará ansiedad y miedo, que con mucha probabilidad te hará empezar a evitar situaciones temidas (entrevistas de trabajo), por lo que nunca te orientarás de manera eficaz a tus problemas vitales, dejarás de tener oportunidades de éxito porque directamente no te enfrentarás a ellas por miedo. ¡cuidado porque esto se puede convertir en una estrategia no tan consciente para evitar tus responsabilidades! lo que daría lugar al siguiente beneficio.
-
BENEFICIO DE LA DELEGACIÓN DE RESPONSABILIDADES: dejo de buscar trabajo, porque pienso que no me van a contratar, por lo que mi única forma de les pido a los demás que se acuerden de mi si encuentran algo.
-
BENEFICIO DE LA COMPASIÓN DEL ENTORNO: En ocasiones anticipar lo peor se convierte en una estrategia de pedir ayuda. Nos lamentamos antes de tiempo para dar lástima, que nuestro contexto empatice con nosotros y nos brinden su apoyo, tanto resolutivo, (ayudándote a preparar la entrevista) como emocional (dándote ánimos para aliviar la ansiedad que te produce pensar que no lo vas a conseguir). En principio, es adaptativo pedir ayuda, el problema es cuando esta forma de actuar se automatiza y se generan lazos de dependencia que impiden que desarrolles de manera adecuada tu autonomía.
-
BENEFICIO FALSO DEL CONSUELO SUPERSTICIOSO: Aunque parezca mentira, muchas personas piensan que poniéndose en lo peor, de manera mágica disminuye las probabilidades de que eso suceda. Solo decir que esto es totalmente irracional y que evidentemente es un beneficio de doble filo, ya dejamos en manos del azar nuestros éxitos y/o fracasos, por lo que podemos sentir que poco tenemos que hacer en nuestras vidas, nos convertimos en marionetas del destino. (Creer que pensar en que no me van a contratar disminuye las posibilidades de que no me contraten)
-
BENEFICIO DEL ENTRETENIMIENTO EVITATIVO. Este beneficio consiste en el favor que nos hacen las preocupaciones y anticipaciones catastrofistas diarias para evitar cuestiones emocionales más profundas e incómodas. (pensar que nunca me van a contratar, para no pensar, enfrentarme y afrontar los problemas familiares con tu padre).
La sabiduría popular, esta vez más sabia que popular, dice que el esfuerzo de hoy vuelca una satisfacción mayor que aquello que se consigue sin esfuerzo. Por ello, si quieres que tu destino esté regido por frutos de sabiduría personal con sabor a bienestar psicológico, no dudes en trabajar por los beneficios a largo plazo, huye de la inmediatez del placer que te convierte en esclavo de la necesidad básica primitiva.
Preocuparse siempre por lo peor es estúpido.
Es como caminar con un paragias abierto esperando que llueva.
Wiz Khalifa