
De acuerdo, estás sufriendo. No sabes por qué pero tu cuerpo no se siente bien. El mundo parece un lugar poco confortable donde vivir: Ansiedad, tristeza, miedo, pánico…Es como llegar a un hostal sucio, oscuro y sin ventanas y estar obligado a quedarte allí a vivir. Quizá todo te cuesta el doble y en este estado lo que más te apetece es evitar el mundo, cubrirte con la manta de la cama y activar el botón de Off.
Tranquilo/a, tiene solución, pero primero quiero que entiendas lo que está pasando:
“Estoy deprimido, tengo miedo, vivo obsesionado, salto con rabia a la mínima, tengo constantes pensamientos que me hacen daño, no puedo más….”
Lo que pasa es que tu cerebro emocional ha sido secuestrado. Si quieres comprender lo que te pasa y saber si un psicólogo puede ayudarte, sigue leyendo:
En el Tálamo, una estructura del sistema límbico se mezclan todas las sensaciones que llegan a través de nuestros sentidos. El Tálamo se parece mucho a un cocinero que coge una gran olla y se encarga de mezclar y ligar los alimentos.
Los psicólogos en las primeras sesiones exploramos la línea de vida, esto es un análisis de la historia del paciente. estudiamos los hitos positivos y negativos que han marcado a la persona. Analizamos si el cocinero ha hecho un buen trabajo y ha mezclado con coherencia los alimentos, que en este caso son las sensaciones que se han ido registrando e integrando ligadas a la historia vital de la persona para darle un sentido a su existencia.
El guiso de este cocinero sigue dos caminos a través del cerebro. Uno de ellos va de arriba abajo y otro toma la dirección de abajo arriba, estas diferentes direcciones dan lugar a dos modos de abordar los problemas psicológicos:
- La dirección de abajo-arriba dibuja un sendero que se dirige, (sacando mi parte más friki) hacia la Princesa Ami(g)dala. La amígdala es un valioso detector dehumos, que funciona de manera sumamente rápida e inconsciente. Es tan valiosa porque gracias a este detector de humos estás siendo capaz de leer este artículo. Nos mantiene con vida, sin ella no duraríamos ni un telediario. Es quien te alerta de si algo es o no peligroso. Tiene como amigo al hipocampo que relaciona la información nueva con la pasada y te da una señal de si lo que está sucediendo en el aquí y ahora, es algo con lo que podamos relajarnos o no.
Si la Princesa Ami(g)dala evalúa que hay peligro entonces pone en marcha una compleja respuesta hormonal. Se segrega cortisol y la adrenalina y nos ponemos en marcha, nerviosos y alterados. Esta respuesta es la que hace millones de años nos permitía correr para que los leones no nos comiesen, o la que se pone en marcha si un coche pasa por tu lado y tienes que moverte rápido para salvar tu vida.
- La dirección de arriba abajo. Es más lento que el otro camino, pero más evolucionado. La información va hacia una torre de control muy sofisticada, esa torre, son los lóbulos frontales. En esa torre de control uno es capaz de relajarse hablándose así mismo: “venga que esto no es para tanto, no es tan importante, sólo ha sido un susto, que te haya salido mal esto, no significa que no valgas para nada”…
En esta torre analizamos sosegadamente nuestras sensaciones y emociones y los pensamientos que se activan. La mayoría de las veces nos tranquilizamos rápidamente en esta torre de control, si lo que hemos vivido ha resultado ser una falsa alarma.
Visto así ¡es maravilloso!, solo tendíamos que trabajar para poder ir más rápido y de forma más eficaz a la torre de control. Pero hay un problemilla, si el detector de humos (Princesa Amigdala) está hiperactivado o el cocinero ( el tálamo) funciona defectuosamente, (esto es lo que les sucede a muchos de nuestros pacientes) este proceso tan evolucionado y sofisticado se va al garete.
Sería algo como esto: Estás en casa y hueles a humo….(El cocinero del cerebro mezcla la información). La Princesa Amí(g)dala grita y llama a su ejército, ya estás listo para luchar, huir o paralizarte como una planta, si no hay posibilidad de escapar, tu mente te congelará con intención de que sufras lo menos posible ante el peligro. (Esto es lo que le sucedió a la víctima de la manada). Unos segundos más tarde escalas con esfuerzo a la torre de control de los lóbulos frontales (en concreto el prefrontal medial) y….vaya, sólo era el filete chumascado de la vecina de enfrente!. Vas notando como poco a poco tu sistema nervioso se restaura y vuelve a la normalidad.
Lamentablemente muchas personas que deciden valientemente pedirnos ayuda, no logran subir a su torre de control. De forma casi permanente conviven con la angustia, con una princesa Ami(g)dala y un detector de humos que en algún momento de su historia se asustaron tanto que todavía no se les ha ido el miedo y siguen procesando todo a través de ese trauma. Lo peor de todo es que la mayoría de las veces, uno no tiene ni idea de cuando su cerebro emocional fue secuestrado.
Los psicólogos, tenemos que ayudar a disipar el sustito de la Princesa y dar formación nueva al cocinero para que se acceda con mayor facilidad a esa sofisticada torre de control.
¿Sabes eso de que todos mucho caminos conducen a Roma? Pues en las estrategias psicológicas que los profesionales de la salud mental ponemos en marcha, también. Podemos ir a Roma por el camino de arriba-abajo o de abajo-arriba y esto dependerá de una buena evaluación psicológica que nos permita dislumbrar qué necesita el paciente con mayor urgencia para poder empezar a vivir con mayor comodidad:
- Las vía arriba/abajo es la que activan la parte cognitiva y atencional que permite escalar a la zona más sofisticada del cerebro. Permitimos al paciente crear con nuestra ayuda un espacio donde mirar de frente su vida, lo que se ve y lo que no se quiere ver. Aquí el vínculo y el compromiso persona-profesional es fundamental.
En Psinergia nos nutrimos de muchas escuelas para poder ayudar al paciente a subir a su torre de control, no nos conformamos con una porque entendemos que cada persona es un mundo: Cognitivo-conductual, sistémica, Psicoanalítica psicodramatica, EMDR, psicología contemplativa (yoga y mindfulness). Ponemos el foco en reescribir el cuento, a veces pesadilla, que la persona ha ido escribiendo a fuego sobre su vida. La reestructuración de los lóbulos frontales va llegando a medida que la persona es capaz de aceptar y tolerar, pudiendo recuperarse de los sustos, el mundo que le rodea. Ayudamos a los pacientes a poner en duda y tomar distancia de aquellos pensamientos que le tienen atrapado. Podríamos resumir el proceso que este dicho:
“Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que pueda, y sabiduría para conocer la diferencia” Reinhold Niebuhr
- En la vía de abajo-arriba se busca encontrar la serenidad citada. Soltamos las esposas del cerebro emocional secuestrado. Aquí el trabajo se dirige en el cuerpo, necesitamos calmar y restaurar el sistema nervioso: Técnicas de relajación: respiración diafragmática, yoga o movimientos conscientes, deporte, Jacobson, relajación autógena, hipnosis, incluso mindfulness que no siendo su objetivo final el de relajar, sino el de entrenar la atención, da muy buenos resultados. A veces necesitamos trabajar coordinados con nuestro Psiquiatra, Rafael Baena, para recetar algún fármaco que nos sirva de bastón para acceder a la torre de control.
A este conjunto de técnicas que activan las diferentes vías de trabajo le llamamos terapia integral y en Psinergia trabajamos para que tu sufrimiento emocional no secuestre tu vida.
Mereces poder vivirla.