Cuando conocemos a una persona es muy fácil pensar que aquella será el hombre o mujer de nuestra vida. Esto sucede porque, al principio, nuestro cerebro nos engaña. Los defectos del otro se minimizan y las virtudes se hacen pomposas. Además, al inicio de cualquier relación, nos esforzamos mucho más por dar una imagen positiva de nosotros mismos.
Este esfuerzo es limitado en el tiempo por lo que, pasados unos años (aproximadamente 3) que deje la ropa tirada, que tarde horas en arreglarse, las preferencias en el ocio y el tiempo libre, la calidad de la actividad sexual y un largo etc. dejan de ser manías adorables de tu compañeo/a para convertirse en aspectos que te sacan de quicio.
El cerebro empieza a ser realista y la pareja deja de ser un/a dios/a de la mitología griega para convertirse en lo que verdaderamente es, un ser humano, con sus crispantes peculiaridades, exactamente igual que todos.
En este momento, la relación puede tambalearse.
Si la rutina y el hábito invaden a vuestras vidas y os generan malestar, surgen discusiones frecuentes y aparecen preguntas que retumban en la cabeza (¿Estoy realmente enamorado/a? ¿Es el hombre/la mujer de mi vida?), es normal que contempléis la ruptura como opción.
Llegados a este punto, si sentís que existe un sentimiento fuerte de cariño y no queréis romper la relación, pero tampoco sabéis como solucionar vuestros problemas, pude que os venga bien buscar una alternativa y acudir a profesionales expertos.
Desde la TERAPIA DE PAREJA, se guía a la pareja para comprender y limar las asperezas que os han ido separando y que podáis evolucionar hacia una relación madura y realista.
Si decidís que un psicólogo puede ayudaros, debéis saber qué puede hacer por vosotros:
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El psicólogo facilitará un espacio y un tiempo único y exclusivo para la pareja, donde es posible expresarse sin miedos, guiados por un experto cuyo objetivo es el de desentrañar las dinámicas dañinas de vuestras interacciones.
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Os dará espacio individual, al margen de vuestra pareja para desvelar vuestros miedos más secretos custodiados por el secreto y la ética profesional.
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Unirá vuestras biografías para encontrar los motivos olvidadas por las que decidisteis en el pasado ser pareja.
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Romperá falsos mitos en relación al amor romántico, el que ha penetrado por nuestros poros gracias a la literatura y el cine. El amor idílico y caótico, causante de los mayores dolores y placeres… Un tipo de amor que dista mucho del amor real, el de todos los días, el de la convivencia y la rutina, el amor que se convierte en hábito. Es bien sabido que el hábito nos permite establecer los cimientos de una vida en construcción y, aunque este amor no suele bajarte estrellas ni lunas, tampoco te entierra viva/o debajo de ellas.
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Desarrollará la actitud empática, tanto dentro como fuera de la terapia, facilitando la comprensión del otro, aumentando la comunicación afectiva basada en interacciones positivas, disminuyendo de manera indirectas los intercambios negativos.
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Potenciará las habilidades de resolución de conflictos, y os orientará en un marco común, donde ciertos valores, como el compromiso y el proyecto vital futuro sea compartido y negociado.
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Facilitará el compromiso mutuo por desarrollar actividades lúdicas compartidas e individuales.
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En el caso de existir problemas o discrepancias en el área sexual, se facilitarán pautas para recuperar la pasión, y establecer un patrón de interacción sexual que satisfaga a ambos miembros.
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Si existen problemas psicológicos individuales que puedan entorpecer el desarrollo de la terapia de pareja, serán identificados y se derivará el caso a otro profesional para garantizar el buen funcionamiento psicológico de los integrantes que, de otra manera, pueden pasar desapercibidos y repetirse una y otra vez en varias relaciones. Así pues, la terapia de pareja también puede ser un método para descubrir conflictos internos que poco tienen que ver con el otro miembro.
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En el caso de no existir reconciliación posible, el psicólogo facilitará la disolución pacífica de la pareja. El haber acudido a un experto con ánimo de salvar la relación, asegura haber hecho todo lo posible y eso, independientemente de la decisión final que se tome, tranquiliza y reduce el sentimiento de culpa.
¿Estáis dispuestos a intentarlo?
De esta experiencia sólo se puede salir fortalecido.
Experta en Terapia de Pareja.