Desde el punto de vista psicológico, el embarazo se caracteriza por una creciente sensibilidad emocional. Los períodos de la gestación, del nacimiento y de la edad del lactante constituyen las etapas de una metamorfosis para todos los miembros de la familia y la dinámica familiar. Por este motivo se precisa, cada vez más, de un espacio en el que abordar los cambios emocionales y psicológicos que se producen durante el proceso de maternidad, de manera que se establezca una vinculación saludable con el recién nacido.

En este sentido, la psicología perinatal aporta las herramientas pertinentes para la prevención primaria y secundaria del sufrimiento parental y de las disarmonías en las relaciones familiares.
La “salud mental perinatal” es hoy en día objeto de crecientes dotaciones financieras por parte de los poderes públicos europeos, pues se está comprobando la importancia y rentabilidad de los programas de prevención y atención a la madre embarazada y al recién nacido, sobre todo en poblaciones de riesgo biológico, psicológico y social.
Por todo ello, el trabajo del psicólogo en la atención perinatal, juega un papel significativo destinado a velar por el proceso psíquico característico del embarazo y el puerperio, tanto en la madre como en el bebé, previniendo una futura patología materna o vincular.
Algunos de los casos en los que un psicólogo puede ofrecer apoyo y acompañamiento en este ámbito son:
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Dificultades en la concepción.
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Tratamientos de fertilidad.
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Miedo durante el embarazo y frente al parto.
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Parto prematuro.
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Parto traumático.
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Depresión posparto.
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Apoyo emocional en casos de pérdida del bebe.
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Problemas de pareja.
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Crianza.
“Ser madre es ver las fortalezas que no sabías que tenías
y descubrir los miedos que no sabías que existían”.
Linda Hooten
María Huertas, psicóloga.